Lo poco que queda

Vivimos tan enfocados en cumplir expectativas que impone una sociedad, que cada suspiro emana frustración. Ofreciendo golpes a conciencias en desarrollo, lastimando sentimientos que dejan moretones en el interior. Nos repetimos a diario, yo me amo tal cual soy, y la miseria que se destila ahoga toda las almas a tu alrededor. Perdimos el sentido, el enfoque de qué realmente basta para vivir, por mendigar sobras de desconocidos que se conforman con las migajas que quedan de ti. Perdiste todo lo que un día era lo que te identificaba y te convertiste en imagen de lo más que odiaste para sobre salir. Y no escogimos todas las desgracias que nos trajeron hasta aquí, sólo creé armaduras y paredes altas para proteger lo poco que queda de mi. Y aunque parezca fuerte, soy mucho más débil de lo que creí, porque dejé arrastrarme por promesas falsas de que encontraría un final feliz. Dejé de ser y ni cuenta me di. Cuando fue que perdí la escencia y ganas de vivir. Yo tenía tantos sueños y ahora sólo lucho y trato de existir, y miro hacia atrás buscando ese momento que me fui de mi. Y busco entre las horas en que el mundo duerme ganas de sentir, porque no es volver al pasado, es ser otra cosa no sólo un marco de perfil. En qué momento dejé de soñar, se acabaron las metas y no encuentro más. Y dicen que las pequeñas cosas son las que dan felicidad, me he vuelto tan pequeño que ya no consigo como despegar.