A buen entendedor

A veces me pregunto qué sería del mundo si dejáramos de aparentar. Porque no me vengan a hablar de moral, de alguna manera u otra siempre nos importa lo que dice la gente. Tal vez no los de afuera, me refiero a familia y amistades. Porque nos sentimos bien cuando nos miramos al espejo, pero nos sentimos mejor cuando de otra boca sale el “que bien te ves”. Somos seres inconformes, y no me refiero solo a la mentalidad materialista. Inconformes con lo que vemos, con lo que comemos, como nos vemos, como nos ven, como sentimos, que sienten por nosotros. Nunca nada es suficiente. Antes se aferraban a salvar relaciones y ahora sólo buscamos excusas para huir. ¿Qué nos merecemos? Siempre sabemos que merecemos más, pero cómo nos gusta recordar, maldita memoria que se atraviesa justo cuando uno más cómodo se siente, para venir a meterse y revolcar dudas y buscar fallas. Porque todo es tan hermoso y tan irreal, que no podemos aceptar que por fin alguien pueda valorar quien realmente somos. Porque aparentamos que nos aceptamos y creemos conocernos tan bien, y cuando sientes que todo marcha de maravilla, buscas como arruinar el momento, porque no todo puede ser tan perfecto. ¿Y qué diablos? ¡Nada es perfecto! ¡Nadie es perfecto! Sólo hay acciones normales que se ven hermosas cuando las miras con amor, cuando ya se vuelve costumbre ya no te deslumbran tanto, ya te disgustan las cosas que encontrabas atractivas, porque somos seres cambiantes y entendimos que la vida es tan corta, y que es más fácil alejarse, cambiar tu número de teléfono y desaparecer por un tiempo de toda red social, con eso vuelves a comenzar la misma rutina. Porque damos todo por sentado. Creemos que mañana realmente será otro día mejor. ¿Y quién sabe? ¿Quién sabe si has dejado pasar tu vida llena de momentos felices por andar cazando peces que nunca vas a disfrutar? ¿Te andas la vida probando inconforme porque tú mereces más? ¡Maldito egoísta! ¿Te has sentado a ver todo lo que han hecho y dejado por ti? Te has dado cuenta cuantas veces aún tú sintiendo prefieres huir, porque es más fácil, porque no quieres sufrir. Y por qué o para qué te guardas tanto? Si en éste infierno no hay diablo perfecto, todos estamos llenos de defectos y de pasados que muchos queremos borrar o al menos nunca recordar y sin embargo aquí, aún hay gente que espera, aún hay gente que anhela no volver a repetir las cosas que aunque te enseñaron te hicieron sufrir. ¿Qué te hace pensar que alguien va a querer lidiar con las cosas que tú no quieres lidiar? Lo que es igual no es ventaja y ya no estamos pa’ jugar. Porque te gusta aparentar que te encanta tu soledad, pero nadie quiere morir sólo. Pero vuelves y piensas que va a pensar mamá y papá. ¡Ya ellos hicieron su vida! Mientras tú te lastimas y lastímas sin darte cuenta porque ya no buscas complacerte a ti, te importa demasiado el qué dirán. Nadie puede hablar, porque nadie se levanta cada mañana pensando como resolverte la vida, tú sólo peleas tus batallas cuando te miras y piensas si todo vale la pena y nada vale la pena. Nada vale la prisa, la espera, porque no somos uno, tu no vives la vida por mi, y nunca vas a conocer todo de mi, pero te ofrezco mi mano. Amémonos juntos, odiémonos más, pero házme feliz, yo intentaré lo mismo. En la vida, en la cama, encima de la mesa, sobre mi espalda. Sólo dame esos momentos, que llenan esos huecos de bonitas memorias y a veces se escapan en sonrisas espontáneas. Porque no somos perfectos y tampoco quiero que así sea. Sólo quisiera que dentro de toda la mierda hagas como yo, que siempre apuesta a que va a ser mejor aunque en el alma duela. Que me agarres y me des una de esas miradas que es casi como una bofetada que te reinicia la vida. Porque si duele que no todos entiendan, que nadie puede elegir por ti y que tal vez q nadie le gusten tus elecciones por quienes aparentamos ser ante el mundo. Pero nadie realmente conoce lo que cautiva desde lo más profundo. Hay que ser bien estúpido para pensar que la vida de todos se basa en lo que se publica en cualquier red social. Ahí todos somos felices, excepto dos o tres que se hacen víctimas buscando ganar compasión y lástima a base de días grises. Pero todos somos sensibles, excepto dos o tres psicópatas que se aprovechan de quienes no tienen las suficientes cicatrices. Y es saber manipular la audiencia, para que piensen, pero no sepan, que hablen, pero que nadie entienda, porque cuando permites que opinen o pides consejos, o muchos que aunque no se los pidas, te los dan. Les abres puertas para entrar y averiguar, casi siempre los que meten sizaña y luego se van. Porque les duele ver a alguien feliz. Les irrita saber que dentro de tanta miseria alguien logró su paz conseguir y es entretenido opinar, y muchas veces lo hacen sin pensar, pero qué más da, aquí nadie lucha las batallas ajenas, solo tiran flechas de fuego, para ver el mundo arder. Total, tanta mierda que hablé, si lo que quiero decir es tan simple. No todo lo que se ve es lo que realmente es y eres un pendejo si no luchas por lo que quieres. Siempre van a hablar, va a doler, te pondrá a pensar, pero si te ponen a dudar, ahí te dejo la tarea, porque la marea es traicionera y cada persona es un océano que decides explorar, dejarte ahogar, nadar o sólo flotar. A buen entendedor…